El compacto chino resuelve con creces las obligaciones que debe tener un auto eléctrico para la ciudad.

La arremetida eléctrica del fabricante chino BYD en nuestro país se da en todos los frentes, pero ninguno es más importante que el de entrada a la electrificación. Y para este segmento, la marca lanzó este año el Dolphin Mini, un citycar que en otros mercados se comercializa bajo el nombre Seagull, y que se ha instalado como uno de los 5 autos eléctricos más accesibles en nuestro país.

Y esto se condice con sus ventas. Según cifras entregadas por ANAC, fue el tercer modelo eléctrico más vendido en nuestro país, con 163 unidades comercializadas a junio, siendo superado sólo por los dos modelos disponibles de Tesla.

El BYD Dolphin Mini se vende en Chile en dos versiones, GL y GS, por $20.490.000 y $22.490.000, respectivamente, aunque hay un bono de financiamiento de un millón y medio de pesos. Nuestra prueba la realizamos con la versión más cara del modelo, que se diferencia por un mayor tamaño de la batería y algunos elementos de equipamiento.

BYD Dolphin Mini: características generales

El Dolphin Mini es el más pequeño de los modelos de la gama Ocean de BYD, lanzada para acercar la electrificación a las masas.

Se construye sobre la Plataforma E- 3.0 de BYD y se posiciona en el segmento A, con espacio interior para 4 personas y un maletero de 230 litros de capacidad. Mide 3.780 mm de largo, 1.715 mm de ancho, 1.580 mm de alto y tiene 2.500 mm de distancia entre ejes. Por dimensiones es un citycar hecho y derecho.

El chasis es bien especial considerando el segmento, ya que ofrece suspensión independiente en las cuatro ruedas (McPherson y Multilink) y frenos de disco en las cuatro ruedas.

Su diseño en forma de gota tiene poco que ver con otros modelos de BYD, como el Dolphin y el Seal (ambos de la gama Ocean), ya que el Mini luce líneas más marcadas y angulosas, en contraste con las superficies suaves y onduladas de sus hermanos.

Estas líneas marcadas cruzan desde la parte baja del tapabarros delantero hasta el pilar C, donde se aplica un elemento oscurecido que provoca generar la sensación de techo flotante tan propia del origen. Hay varios elementos de corte aerodinámico, como pequeño spoiler trasero, o un parabrisas grande y bien reclinado para dar continuidad al diseño del capó.

Los focos delanteros y traseros son Full LED (el de atrás unidos a través de una barra luminosa), y las llantas que no son cerradas como en la mayoría de los autos eléctricos, de 16 pulgadas con neumáticos en medida 175/55.

Mecánicamente, el Dolphin Mini ofrece dos tamaños de batería, que son las llamadas Blade FLP (litio y fosfato de hierro). En la versión GL tenemos una de 30 kWh de capacidad, con una autonomía de hasta 300 kilómetros, mientras en la versión tope de gama GS, la batería crece hasta los 38 kWh para entregarnos hasta 380 kilómetros, en ambos casos, según la norma de medición NEDC, que es muy poco real.

El motor es el mismo en ambos modelos, de 75 Hp de potencia (55 kW) y 135 Nm de torque, acoplado a una transmisión automática monomarcha y con tracción: delantera, lo que permite que la velocidad máxima esté limitada a 130 km/h.

Para la carga de la batería cuenta con entrada Tipo 2 para corriente alterna y cargador CCS2 para carga rápida.

BYD Dolphin Mini: impresiones del interior

En el interior hay elementos ya comunes en todos los BYD, como una correcta apreciación de calidad y la pantalla giratoria de 10,1″ para el sistema de infoentretenimiento, que en este caso, además, ofrece conectividad a Android Auto y Apple CarPlay.

La materialidad es buena, con plásticos de diferentes texturas, tapicería e insertos de ecocuero, pero en una puesta en escena más juvenil, incluyendo tonalidades azules y mezcla muy bien lograda. Por ejemplo, los asientos tipo butacas con los cabezales integrados están forrados en cuero bicolor con pespuntes a la vista, tejido tipo Alcántara en el tablero, contrastes en color naranja.

La funcionalidad del auto es buena, pero como siempre en la industria china, se extrañan los mandos de acceso directo para el sistema de infoentretenimiento que simplifique todo. La interfaz del sistema es algo complejo, no tanto como en otras marcas del origen, pero está lejos de ser súper intuitiva.

Como decíamos, la pantalla central es giratoria (cuya función vertical no tiene mucho sentido) e incluye conectividad inalámbrica a teléfonos, con un espacio de carga inalámbrica, además de puertos de carga USB Tipo A y C. Se añade compatibilidad con tarjeta SIM 4G, actualizaciones remota OTA, navegación GPS, audio con cuatro parlantes y sistema inteligente de control por voz «Hi BYD».

En materia de seguridad, el BYD Dolphin Mini es normal, con 4 o 6 bolsas de aire (según versión), sensores con cámara de reversa, anclajes Isofix, control crucero, freno regenerativo. Pero no hay asistencias a la conducción de ningún tipo, extraño en un auto eléctrico.

Respecto de la posición de manejo, frente a nuestros ojos hay un clúster digital de 7″ (sin muchas configuraciones), un volante multifunción con doble ajuste y un asiento con ajuste eléctrico que ofrece buen soporte a espalda y piernas.

Hay muchos espacios para dejar cosas, tanto en las puertas como en la consola central. También hay mucho espacio en las plazas traseras, gracias al uso de una plataforma específica para autos eléctricos.

El piso es plano, hay mucha altura en la cabina y mucho lugar para rodillas y para meter los pies debajo de los asientos. En menos de cuatro metros se consigue un habitáculo impresionante. Buena reclinación del respaldo, no hay sensación de encierro y el asiento es cómodo. Pero es para cuatro, ya que no hay cinturones de seguridad en la plaza central.

BYD Dolphin Mini: impresiones de manejo

Lo primero que llama la atención del Dolphin Mini es que cuando uno se pone en marcha, no hay sonido alguno en el interior, lo que nos habla de una muy buena aislación pese a que estamos en un segmento de acceso, y es en estas cosas donde se ahorran dinero. Con las aceleraciones vienen los zumbidos del motor electrificado y el ruido de las ruedas sobre el pavimento, pero es lo normal.

El modelo es compacto y ligeramente pesado para el tamaño (1.500 kilos), pero es el costo de portar baterías. Aún así, y pese a contar con un motor pequeño en potencia y torque, ofrece una gran agilidad de salida y buenos niveles de recuperación. Es un motor más que suficiente para desplazarse por la ciudad.

¿Cuándo se siente pesado? Cuando uno fuerza el auto.

Por ejemplo, en una curva rápida, donde el peso se desplaza y con algo de rolido empuja el auto hacia afuera. Por momentos te da la sensación de que podríamos volcar, aunque no creo que eso vaya a pasar. Eso ocurre sólo cuando se lleva al límite, pero en ciudad nada. También se siente en la sequedad de su suspensión cuando, por ejemplo, nos pasamos un lomo de toro. No es que golpee la amortiguación, pero como el recorrido es corto, se siente muy seco.

Digamos que por su puesta a punto, no es auto para aventurarse en malos caminos. Es muy urbano y se resiente en asfaltos disparejos. Es para calles suaves, lisas y bien construidas.

Respecto de la eficiencia, en el total de nuestro recorrido nos dio una media de 14,1 kW para cada 100 km, lo que significa una autonomía de 260 km. Pero eso fue con un manejo muy agresivo que gasta mucho. En un día de manejo normal nos dio 12,2 kW cada 100 km, que nos lleva a la autonomía a 300 km. Diría que esa es la autonomía real en ciudad.

Su batería y la gestión de la energía es lo mejor que BYD, en este y en todos sus modelos. La eficiencia es muy buena ya que te puedes pasar casi una semana sin recargar y eso es espectacular.

No tiene un freno regenerativo muy invasivo, y de hecho, en ninguno de sus niveles tiene un freno violento, no frena el auto como si se tratara de un sistema One-Pedal, pero recupera bien y ayuda a la eficiencia.

BYD Dolphin Mini: conclusiones

Buen manejo, silencioso, ágil, eficiente. Es de lo mejor que hemos probado en la marca. El BYD Dolphin Mini es un auto que puede ayudar a incentivar la electrificación ya que es accesible, se maneja más que bien y es muy eficiente. Es posiblemente el mejor auto eléctrico que he manejado este año, no tanto por el producto en sí, sino por la relación precio/producto.

Los eléctricos siguen siguen siendo caros, en este caso, 20 millones de pesos por un citycar, pero ofrece una extraordinaria batería y una inmejorable gestión de energía. Nos dio casi 300 km reales en Santiago, y eso es más que bueno.

Está, además, bien equipado, quizás falto de asistencias a la conducción y poco amigable en la relación con las pantallas, pero se maneja muy fácil, no hay que ser un experto.